Proyecto impulsa la producción de fosfolípidos marinos para cosmética de alta eficacia
- Comunicaciones Cebib
- Jul 21
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Investigadores del Centro de Biotecnología y Bioingeniería y La Universidad de La Frontera desarrollan una innovación biotecnológica para la producción de fosfolípidos derivados de microorganismos marinos, con el objetivo de mejorar la entrega de ingredientes activos en productos cosméticos.
Uno de los principales desafíos de la industria cosmética actual es asegurar que los ingredientes activos que prometen efectos antienvejecimiento, hidratación o protección realmente lleguen a las capas profundas de la piel, sin ser degradados en el camino. Para resolver ese problema, el equipo liderado por la investigadora principal del Centro Basal CeBiB y académica de la Universidad de La Frontera (UFRO), Dra. Carolina Shene, está desarrollando fosfolípidos provenientes de Thraustochytrium sp., un microorganismo marino que podría transformar la formulación de productos como cremas, emulsiones y geles.
Los fosfolípidos, una clase de lípidos, son compuestos con estructura anfifílica –una parte afín al agua y otra a las grasas– que les permite formar liposomas, pequeñas esferas que encapsulan ingredientes activos y los protegen hasta ser liberados en la piel. Los fosfolípidos provenientes de este microrganismo marino, contienen ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, como DHA y EPA, que no están presentes en los fosfolípidos vegetales comunes. Esta característica mejora su eficacia como emulsionantes y aportaría propiedades antioxidantes que benefician la salud de la piel.
“El potencial de los liposomas es aplicable en varias áreas, como la del alimento, farmacéutica, cosmética, y en cada uno tiene su impacto”, explica Paris Paredes, estudiante de doctorado y parte del equipo de la Dra. Shene. “En el fondo siempre sirve para encapsular, para transportar algún otro componente. La particularidad de los liposomas es que como es una bicapa, podemos encerrar algo en la parte lipídica y/o en la parte acuosa, entonces podemos transportar componentes de los dos tipos. En el caso de las emulsiones o una crema, la idea sería mantener alguna molécula de interés como el ácido hialurónico o la coenzima Q10 que es la que estamos trabajando harto aquí en el laboratorio”, agregó el investigador.

Una cepa antártica y un largo camino de cultivo
El equipo liderado por la Dra. Carolina Shene, ha estudiado intensamente y por varios años este tipo de microorganismos y sus trabajos han obtenido reconocimiento nacional e internacional. El 2017 y bajo el proyecto titulado “Traustoquitridios antárticos como fuentes de ácido docosahexaenoico, compuestos bioactivos, e información genética: aislamiento y caracterización molecular”, realizaron una colección de muestras en la península Antártica para estudiar microorganismos marinos que tengan la capacidad de sintetizar lípidos. El proyecto fue parte de la Expedición Científica Antártica del Instituto Antártico Chileno (INACH).
Una de esas cepas, aislada en esa expedición y denominada internamente como M20, ha demostrado tener un rendimiento excepcional. “Evaluamos varias cepas de traustoquitridios, pero esta, que nosotros llamamos M20, es la que mostró mayor producción de DHA y EPA en comparación con otras que tenemos. Eso significa que los fosfolípidos extraídos estarán más enriquecidos en los compuestos que nosotros queremos resaltar” detalla la Dra. Liset Flores, investigadora del proyecto.
Cabe señalar que, en estudios anteriores, el equipo ha descubierto la versatilidad que tiene la cepa Thaustochytrium. Dependiendo de las condiciones de su cultivo, pueden manejar la producción de omega-3 y pigmentos, producir fosfolípidos, coenzima Q10 y escualeno. Estos últimos, son estudios desarrollados en las tesis de doctorado de Liset Flores y Paris Paredes, respectivamente.
Escalamiento: del laboratorio a la industria
El escalamiento siempre representa un gran desafío en el desarrollo de innovación biotecnológica y, en este caso, no fue la excepción. Gracias a una alianza público-privada, apoyada por un proyecto Corfo, se ha avanzado en este desarrollo junto con la empresa chilena N-active, especializada en ingredientes naturales para la industria cosmética y nutracéutica.
N-active, fundada en 2004, tiene como visión estar presente en la mayoría de los productos cosméticos y nutri-cosméticos que contribuyen al bienestar y la salud de las personas, incorporando sus ingredientes naturales. “Nos dedicamos principalmente a desarrollar ingredientes para la industria cosmética y nutracéutica. Todos nuestros desarrollos son inéditos, productos nuevos, por lo que invertimos mucho en I+D. Nos interesa la innovación y buscamos alternativas nuevas para usarlas en cosmética y nutracéutica, productos que no existen en el mercado”, explica Jorge Sanhueza, fundador y gerente general de N-active.
Actualmente, el equipo ha logrado escalar la producción en reactores de 100 litros, un paso clave para llevar la tecnología desde el laboratorio hacia aplicaciones industriales. Los resultados son positivos: el microorganismo creció con éxito y permitió obtener buena cantidad de biomasa, que ya ha sido liofilizada y se encuentra en análisis para determinar su composición lipídica completa. El próximo gran paso es escalar a fermentadores de 1.000 litros, aunque en Chile no existen muchas instalaciones disponibles para ese volumen, lo que ha planteado desafíos logísticos.
Desde N-active proyectan que, en el corto plazo, contarán con una formulación validada que permita escalar y externalizar la producción de fosfolípidos, incluyendo pruebas con liposomas en distintas matrices cosméticas. Además, buscan comparar su rendimiento con liposomas comerciales, que hoy presentan problemas como rancidez y baja vida útil. A mediano y largo plazo, se busca trabajar en mejorar el rendimiento del cultivo de estos microorganismos y optimizar los sistemas de extracción de compuestos bioactivos, aprovechando su experiencia en procesos intracelulares.
Alianza clave para el desarrollo
Este proyecto representa un avance significativo en la biotecnología aplicada a la cosmética nacional, al potenciar ingredientes naturales con propiedades superiores y sostenibles. La colaboración entre CeBiB, la Universidad de La Frontera y la empresa N-active evidencia cómo la vinculación público-privada puede acelerar la transferencia tecnológica y el escalamiento productivo. Si bien aún existen desafíos técnicos y logísticos, el trabajo conjunto abre nuevas oportunidades para posicionar a Chile en el mercado global de cosméticos de alta eficacia, basados en innovaciones únicas que combinan ciencia de punta y recursos endémicos.
Con una proyección clara hacia la validación industrial y la optimización de procesos, el proyecto sienta las bases para que productos con fosfolípidos marinos de alta calidad, extraídos de microrganismos de la Antártica, puedan llegar al mercado y a manos de consumidores conscientes del valor de la innovación sustentable.
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